domingo, 28 de enero de 2007

noche

Se sentó a observar la noche, a recorrer con sus cabellos la brisa nocturna del verano, sus ojos se perdían tras los cerros, tras el manto inagotable de estrellas en el cielo, sus ojos se perdían en el horizonte queriendo quedarse con él. Pensaba que el mundo era uno sólo, que el cielo era infinitamente inmenso pero que esa inmensidad estaba restringida por cubrir a un mismo suelo, deseaba poder esconderse por entre los arbustos, convertirse en árbol y poder viajar por entre la tierra con sus raíces. Pero la noche seguía contemplándola mientras ella soñaba despierta, tranquila, sin agitar los tiempos. Quizás más adelante comprendería, que los sueños y los anhelos sólo quedan siendo eso y nada más. Que aquella noche quedaría en su recuerdo y cada lágrima derramada no habría tenido su causa en el amor, sino en algo más profundo y más eterno.